LOS AÑOS DAN EXPERIENCIA: La meditación y los distintos tipos de inconsciente

En las Residencias de personas mayores que forman el Sector Solidario ( Lares ), palpitan vivas las cuestiones éticas porque tenemos el privilegio de que en la dirección de muchos Centros hay religiosos/as. Son personas consagradas que practican la meditación y la oración (mente y afecto) de un modo regular.

Nosotros solemos participar en las celebraciones litúrgicas pero sabemos poco de los mecanismos psicológicos que interactúan para acelerar el desarrollo personal. Haber hablado en un artículo anterior del los diferentes tipos de Inconsciente, nos permite conocer algo sobre la complejidad de este mundo interior.

Se puede meditar sobre cualquier objeto o acontecimiento. Meditar exige que “una parte del yo se separe y mire a otra cosa” (exterior o interior), noble o indigna con el fin de esclarecernos, tomar decisiones o quedar “a la espera de obtener alguna evidencia interior que nos guíe en momentos difíciles”. Hasta el gato “medita” en el ratón, pero aquí empleamos el término meditación en sentido evolutivo y transpersonal ( ese “yo+algo o Alguien” que somos).

 

 

 

Las personas que han desarrollado el pensamiento conceptual, van adquiriendo el poder de reflexionar sobre sus actos y acceder al mundo de los Valores.

Mas allá, quien busca conocerse y acercarse a la Unidad a través del amor, intenta ampliar su consciencia y acelerar las  etapas del desarrollo mediante la liberación del Yo profundo que gobierna el cuerpo y la mente: nuestro alma.

 

Los diferentes tipos de Inconsciente son nuestra parte común con el animal y el ángel.

Purificar “ese lastre” y abrirse a la transcendencia a través de la oración solo es posible con una disciplina interior ética y unas técnicas que tanto el yoga como cualquier búsqueda espiritual de las principales religiones, tienen suficientemente estudiado y experimentado,  invitándonos a su práctica  si deseásemos  adentrarnos en este mundo  de autoconocimiento.

 

Puede decirse que la persona humana está provista de tres poderes: Inteligencia, Afectividad y Voluntad y su despliegue en unidades cada vez mas ordenadas produce su desarrollo sostenido. Recordemos que el centro de gravedad se encuentra donde confluyen nuestras acciones diarias.         En gran parte, “somos lo que hacemos”.

 

En el curso evolutivo se va superando cada estructura de desarrollo (sensoriofísico de 0 a 2 años), preoperatorio (de 2 a 7 años), operaciones concretas (de 7 a 11 años), operaciones abstractas (de 11 a …años dependiendo del nivel medio obtenido por la cultura)…los demás: intuitivo-lógico, alma, sutil, causal, no-dual…dependen de la propia fuerza de voluntad y de la sinceridad suficiente que permita a la Gracia (Inconsciente Emergente), colaborar y dirigir ya que normalmente el nivel colectivo medio obtenido no supera al estadio de las operaciones abstractas y por el contrario predomina el culto a la magia y al mito de una sociedad decadente.

¿ Y que hace el Yo para ir subiendo la escalera?,  el Yo va realizando en primer lugar una diferenciación, después una desidentificación para trascender el estadio anterior  y luego integrarlo en la nueva conciencia adquirida. Para esto usa mecanismos de defensa a favor de la mejora a alcanzar, como el rechazamiento interior de lo que es negativo y no debe hacerse, la sublimación y finalmente la transformación de la que hablan los místicos que es fruto de la ayuda espiritual cuando sinceramente la pedimos,  y el alma actúa como lugar de acogida.

 

Sabemos que el “yo racional” formado por pensamientos y conceptos verbales, reprime las pasiones que invitan al odio, la fornicación, envidia, celos, orgullo…con el fin de buscar coherencia moral, pero al iniciarse el proceso meditativo, cuando trata de acelerar la emergencia de los Reinos superiores (alma, sutil, causal, no-dual…), primero debe disolver estas “traducciones conceptuales”. ¿Cómo lo hace?.

Así como el psicoanalista, para pasar del “yo corporal” impulsivo al “yo mental” egoico controlado, ejecuta  frustraciones selectivas (permitir al paciente menos caprichos, enseñarle a trabajar, a enfrentarse con las obligaciones para con el entorno…), para que su yo neurótico fijado a niveles infantiles evolucione a respuestas mas maduras; en la meditación hay que frustrar al “yo mental”.¿Cómo?

Empleando características de la transcendencia: “ no temer la independencia”, “el amor a sí mismo, el fraternal y paternal, a Dios”, “la no-evitación de la dificultad”, “la aceptación total previa para después iniciar los cambios necesarios”, “la atemporalidad”, “vivir el presente”, “aceptar la muerte y la enfermedad”, “reconocer nuestras evasiones en las relaciones”…en resumen: ¿practicar seriamente los Mandamientos para consumar el goce de la Unión?.

Aparecen, entonces, en la conciencia toda clase de recuerdos olvidados, podemos pasar meses observando estos recuerdos, luego este socavamiento afecta también al inconsciente incrustrado y cada persona se enfrenta “con su sombra” (lugar de “las tentaciones” y “donde descubrimos como nosotros mismos provocamos mucho sufrimiento y engaño”) con la que se puede estar luchando meses o años.

Así la Vida parece ser revivida. Uno debe afrontar y reinterpretar sus traumas, fijaciones, complejos. Todo esto no es la meditación propiamente dicha, sino un resultado natural “de derrumbe y cimentación” para iniciar ese largo proceso que es la maduración.

 

Básicamente la meditación puede adoptar una forma concentrativa-absortiva (que suspende la traducción egoica, deteniéndola con el deseo de obtener vislumbres de realidades mas profundas) y una meditación receptivo-desenfocada (suspende la traducción egoica, observándola, es decir “siendo pasivamente activos ante los contenidos psíquicos que una vez visualizados y sentidos pueden rechazarse o entregarse a la Deidad para que los purifique y transforme”, acogerse a sí mismo mientras se ejercen actitudes de perdón y comprensión, etc.)

 

La meditación es un cauce  para transformar las pasiones (energías corporales  y emocionales) en sus verdaderos correlatos superiores:

   La pereza en calma, la gula en goce por la vida, la agresividad en fuerza no-posesiva, el sexo en ternura, la ambición en deseo de buenas obras, los celos en agradecimiento a Dios por los diferentes bienes con que  provee a los hombres  y el orgullo en estima y alabanza a Dios por nuestra capacidad de responder a la Vida de manera personal y creativa en el deseo de sentir algún día las Bienaventuranzas. Si tenemos en cuenta  el aspecto social, las Obras de Misericordia nos acercan al “nosotros” donde se consuma  el goce de la Relación.,

 

Una Maestra del Espíritu como es Santa Teresa de Jesús, nos dice que a partir de la Cuarta Morada (reino sutil, causal y no-dual) es la Gracia (Inconsciente Emergente en esta clasificación que venimos haciendo). el que dirige y la persona solo puede predisponerse a través de la sinceridad y la autoentrega a la misión que Dios ha encomendado a cada uno.                Después llegan las grandes purificaciones de que nos habla ella misma o San Juan de la Cruz     Esas “noches oscuras” que no son “la sombra” sino otros periodos de paso entre los últimos niveles conocidos que predisponen a la Identidad con el Supremo y que los psicólogos y psiquiatras ortodoxos desconocen totalmente (¿se han planteado alguna vez como eliminar de raíz el narcisismo y si es posible sin que otra Realidad superior, ajena a nosotros y no obstante anclada en lo más íntimo (la perla perdida y encontrada) lo realice cuando y como mejor crea conveniente para nuestra salud psíquica?).

 

En la rica tradición Cristiana, existen multitud de libros con profundos contenidos meditativos que inician en este largo camino (pasar de un nivel a otro, suele llevar años de dura práctica y disciplina fiel).    Preguntemos a los religiosos y podremos aprender lo suficiente para que nuestra vejez sea menos narcisista, más universal y como consecuencia, compasiva y tolerable.

 

BIBLIOGRAFÍA :

Los tres ojos del Conocimiento             Ken Wilber                                         Kairós

Próximo capítulo: Muerte/muerte y Vida/vida

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