LOS AÑOS DAN EXPERIENCIA: Temperamento y carácter (los inicios)

Observando a los Mayores, en su incipiente deterioro cognitivo, baja escolarización o simple regresión, descubrimos tres aspectos básicos del carácter que han ido independizándose y tomando forma desde los impulsos o rasgos temperamentales.

 

En todo ser humano, se pueden aislar tres componentes: Emotividad (sentimientos), Actividad (voluntad) y Retentiva (Inteligencia). De su combinación tomamos ocho tipos básicos y diferentes y que nos sirven para una primera clasificación (sobretodo en niños).

 

LA EMOTIVIDAD      es la facultad de conmoverse largo tiempo y con intensidad. Se puede distinguir a la persona emotiva que está impresionada cuando las otras personas no lo están o a quien jamás se perturba por su baja emocionalidad.

LA ACTIVIDAD          o facilidad de actuar, distingue a quien no tiene que hacer esfuerzos para emprender algo y para realizarlo del que le cuesta poner manos a la obra y está cansado antes de empezar.

LA RETENTIVA          se refiere a la penetración y a la influencia de los sentimientos y de los pensamientos. A algunos les afecta un suceso pero lo olvidan pronto; su sensibilidad no queda marcada (estos son los “primarios”). Otros, por el contrario, retienen las impresiones de manera mas durable, a veces mucho después de que les haya afectado un suceso y cuando parece que ya lo han olvidado, hablan de ello y todavía se inquietan o divierten, (estos son los “secundarios”).

 

 

La combinación de estos factores nos lleva a una clasificación general de ocho tipos:

 

EL NERVIOSO

Emotivo, No activo, primario

Es vivo, excitable; siempre contento de sí mismo, tiende a fabular. Es bastante vanidoso y susceptible. Sus intereses son muy variables por lo que es poco constante en sus relaciones y en sus actos. No para de moverse y tiene el aspecto de estar muy ocupado aunque no esté haciendo nada.

 

EL SENTIMENTAL

Emotivo, no activo, secundario

Es muy sensible e imaginativo. Poco expansivo, descontento de sí y propenso a la ansiedad. Le cuesta adaptarse a los cambios.

 

EL ACTIVO/EXUBERANTE

Emotivo, activo, primario

Tónico, lleno de vitalidad y ardor. Compromete a los demás en sus empresas; ruidoso, inquieto, infatigable.

 

EL PASIONAL

Emotivo, activo, secundario

Es reflexivo, aplicado e intenta orgullosamente superar todos los obstáculos aunque no sea muy resistente físicamente. Es autoritario y precavido.

 

 

EL SANGUÍNEO

No emotivo, activo, primario

Oportunista, con sentido de lo práctico. Es un buen observador y le gustan las relaciones sociales. Mantiene buenas relaciones afectivas en el seno de la familia.

 

EL FLEMÁTICO

No emotivo, activo, secundario

Es tranquilo, trabajador y puntual. Moralista y paciente. Le falta un poco de curiosidad y es persona de costumbres.

 

EL INDOLENTE

No emotivo, no activo, primario

Pasivo y sin preocupaciones; fácilmente sugestionable y conciliador. Le gusta la novedad y busca el mínimo esfuerzo.

 

EL TRANQUILO

No emotivo, no activo, secundario

Poco comunicativo; es muy conservador y está atado a los pequeños hábitos. Las relaciones sociales le interesan poco y su indiferencia se extiende al sentido del deber.

 

 

 

 

Habiendo asimilado esta primera diferenciación de los caracteres en las personas Mayores; ¿Cómo incidir, a través de las actividades de la vida diaria en sus sentimientos, voluntad y memoria?

¿Cómo adecuar y acompasar los programas a  “estos surcos” donde su personalidad va formando nudos?

¿Qué contenidos pueden atraer más su atención según sea su motivación y pensamiento?

¿Cómo crear simpatías y prevenir antipatías?

 

 

En el siguiente capítulo, excavaremos “a mas profundidad” y remodelaremos estas primeras descripciones para explicar cuatro tipos de carácter, su forma de socialización y su desarrollo evolutivo para comprobar como, con la orientación productiva adecuada, puede transformarse cada “defecto” en “cualidad”. Comprobamos de esta manera que partiendo de una raíz personal, cada carácter apunta a su perfección y desde esta Realidad se puede comprender la necesidad psicológica de “aceptarse” como uno es para emprender el crecimiento personal; tarea inacabada.

 

En un capítulo posterior iniciaremos una introducción al Eneagrama que estudia nueve “disposiciones del carácter” en un intento de conocer sus implicaciones “animales”(pasiones), “humanas”(actitudes y aptitudes) y “espirituales”(virtudes y valores)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

“El desarrollo del niño”                                   Y.  Toesca                    . Pablo del Río, editor

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